La naturaleza es sabia. Pero a veces es necesario  guiarla. El aspecto que presenta un melocotonero adulto no es producto del azar o del desarrollo natural de su crecimiento. Es el resultado del trabajo que se realiza sobre él durante toda su vida. Desde su plantación, el melocotonero es conducido por el agricultor que, con la habilidad de su tijera, le da la forma necesaria para que este alcance el máximo rendimiento.

En los primeros años, el árbol recibe la poda de formación. Imprescindible. Artesanal. Definitiva en el desarrollo posterior del  melocotonero. De este tipo de poda depende la forma que adoptará el frutal en su etapa adulta, cuando alcance el máximo rendimiento.

Posteriormente, y durante toda la vida del melocotonero, se le realizan la poda de limpieza y la de fructificación.

La poda de limpieza consiste en la eliminación de ramas secas o cruzadas y chupones,  y se realiza generalmente en invierno aunque también puede hacerse el resto del año.

La poda de fructificación se lleva a cabo con el melocotonero ya adulto, con su tamaño definitivo y en plena producción. Su objetivo es dar paso a ramas nuevas en sustitución de las que ya han fructificado.

Gracias a este proceso, el fruto alcanza su desarrollo y tamaño más óptimo, y se facilita la recolección.

Todas las fases del cultivo del melocotón son importantes y necesarias. Pero la poda constituye la base sobre la que se construye todo el proceso posterior. Es un conocimiento que se ha ido transmitiendo con el paso del tiempo con la aplicación práctica. De maestros a aprendices. El arte del corte a tijera.